martes, 28 de febrero de 2012



hielo y fuego

Nunca sabré del seno tibiamente,
ni de la mañana con suave brisa,
no besaré la boca sin sonrisa
que de violetas muertas se alimente.
No sabré de razón que, tristemente,
luche sólo por eso que precisa,
ni cintura fría siempre sumisa,
ni ojos mudos que vistan su mente.
Sólo sabré del hielo y voraz fuego
que con fuerza purifican las cosas,
de risas, del amor fuerte sin ruego,
de boca fresca, agua clara, rosas,
de la fértil y generosa vida
que se dé total con luz encendida.

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