No pretendí para
nosotros
llegar
a ser amantes seguros,
sentados
en la comodidad.
Ni
comulgar con ruedas de molino
para
mejor convivencia.
Mis
ardientes deseos
necesitaban
construir cada día
la
pirámide del amor
y
no mirar cara a cara
al
espejismo del futuro.
Quería
ir labrando los sillares
para
todas las alturas,
y ser capaz de trenzar redes
con
firmes estructuras,
puesto
que destrenzarse podría
la
fuerte cohesión del amor
con
el pretexto de la paz.
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