miércoles, 25 de abril de 2012


 

Mi descarriada imaginación
jugaba malas pasadas,
creía conocer perfectamente
la expresión de sus ojos,
la seda provocadora
de su tierna cintura,
la secuencia de su pensamiento,
movimientos e instintos.
Todo estaba en mi fantasía,
ella era un coto vedado, sin duda.
La veía según mis sentidos
y el rígido código transmitido.
Mientras tanto, ella me percibía
aislada en su mundo.
Conocía mis ojos por los suyos,
descubría mis sentimientos
por su derroche de amor
observando la clave prevista
para descifrar estos enigmas.
Yo era otro coto vedado.
Estábamos fuera cada uno del otro.
Intenté conseguir la intersección
para compartir nuestras vidas,
y fue necesario su paso al frente.
La unión sería sin precedente,
la identificación entera,
mi amada sin temores ni medidas
también me amaría sin frontera
con una entrega diferente.

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